Carmen Romero de la Osa asombró al numeroso público asistente en la mañana de ayer en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción con su pregón de la Semana Santa de Aracena que quedará para la historia como uno de los más recordados.
Es la segunda mujer que pregona la Semana Santa aracenense y lo hizo bajo la seguridad, emotividad y sentimiento en el amor a Jesucristo como reflejo de la pasión viva de la localidad en su gran Semana de Pasión y sus seis Estaciones de Penitencia.
La Madrugada de Viernes Santo era el momento de reconocer a dos ámbitos tan particulares de esta hermandad y únicos en la Semana Santa. Por un lado la Centuria Romana y por otro la Verónica donde de nuevo aparecía el papel de la mujer en la Semana Santa con su debido reflejo en nuestra Cofradía. Además hizo alusión a la bajada a Santo Domingo como uno de los barrios más humildes del pueblo y, a su vez, el origen de la Hermandad.
La cruz pesada sobre tus hombros
con la carga imposible de los pecados.
El cirineo te ayuda, observando
tu cuerpo inclinado levemente,
jadeando y dejando a tu paso
las huellas ensangrentadas
de tus pies cansados.
La Verónica secó
tu sudor y tu sangre
y he deseado hacer de mi alma
un paño blanco para que grabes tu rostro
en mi esperanza y poder llevarte por todos lados.
Si tú eres poderoso
¿Cómo has podido caer?
Que caiga yo, no es nada extraño,
si sólo soy una ilusión hecha de barro;
yo quiero arrollidarme, Señor del cielo
porque tu caes por culpa del peso de mi pecado.
Te custodian sayones y los soldados romanos
que te ayudan a levantarte a latigazos.
Si tu Madre te levantara del suelo,
con gran cuidado, sentirías un consuelo hondo
al notar sus brazos
y su mejilla junto a la tuya,
aunque tiñeras de sangre su rostro hermoso y
Ella limpiara el tuyo con su llanto.
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