Gonzalo Carrión Fernández, hermano de la hermandad, ha sido el pregonero de la Semana Santa del 2011 durante la mañana del pasado domingo 10 de abril en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, presidida en el altar principal por nuestros sagrados titulares.
Una gran exaltación del costalero, un pregón para el recuerdo y un texto para la historia de los costaleros de Aracena.
Desde la Junta de Gobierno de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús damos nuestra más sincera enhorabuena al pregón de nuestro hermano Gonzalo Carrión.
A continuación un extracto literal de su pregón cuando hacía referencia a la Hermandad de Jesús:
"El negro ruán se cita con la historia a las cinco y media de la mañana del Viernes Santo, a través del oscuro imposible de la noche, se abre el desmedido perdón de la casa de Dios. Dos interminables regueros de luz humana, sostenidos por la fe, devoción, penitencia, arrepentimiento, tradición, esperanza, sufrimiento, salud, amor… fluyen hacia la plaza y enmarcan el camino del Gólgota, aquel que la Centuria Romana cree imponerte a la fuerza, aquel que las trompetas de la burla te anuncian en la puerta de Damasco, aquel que los cristianos honramos al saber que Tu abrazaste voluntariamente por amor hacia los hombres. En el fondo de la nave catedralicia retumbra el recogimiento del cortejo que acompaña a Jesús, sólo se oye el murmullo del espíritu de aquellos que vieron caminar a Jesús el Nazareno con su Cruz al hombre por las calles de su Judea serrana. Cada Viernes Santo se asoman a la platea celestial y disfrutan del germen de la semilla, la que sembraron y cuidaron con mimo para convertirse en flor de azahar nazareno, y que ahora se desgarra por el sentimiento gitano de Aracena.
¡Ay! Que ya no puede más
con el peso del madero.
Por tercera vez, Jesús,
de cansancio va cayendo.
¡Ay! Que ya no puede más
con el peso del madero.
Y siendo carne de Dios
besa humanamente el suelo.
Viene por la madrugada,
bajo un manto de luceros,
y la profunda sombra,
alargada en los testeros
va indicando el Calvario
donde en la Cruz Dios fue muerto.
Aracena no hizo los clavos
ni en su yunque ni en su fuego,
Aracena no podía ser
más que un Santo Cirineo.
Una brisa de amargura
hace su dolor moreno
y un compás de martinete,
con hondo estremecimiento,
de los fusiles suspirando,
y del machacar del hierro,
va fraguando la saeta
que es cante de su consuelo.
Y Aracena detrás
de Jesús Nazareno
para levantar su cruz,
dogma del costalero.
Y Aracena detrás
mitigándoles su peso,
hecha estribillo y copla
de rosario campanillero.
Y Aracena detrás
de Jesús Nazareno,
hecha saeta y plegaria
como buen cante hondo.
Y Aracena detrás
Santo Domingo obrero
para ayudarle a llevar
todo el peso del madero.
¡Ay! Que se va a levantar
Jesucristo el Nazareno.
¡Ay! Que se levanta ya
bajo un manto de luceros.
Aracena se ha convertido
en un Santo Cirineo".
CRÓNICA DEL PREGÓN:
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